A veces los instantes de humo llenan la nada.


Esa misma nada del momento nuevo
imposible de existir por los vuelos en que
el herrante aleteo de una cabeza subversiva
dominan el día y las horas de su nido



Crecen los parpadeos y los temblores
se aplastan las ambiciones de latidos
ensordecedores, mueren las pasiones
en el pecho, con letales venenos,
infiernos pequeños como dedales


Cumplo con contar que cuento demás el
cuento de mis pasos hacia atrás
Dejar de llenar de lleno las maletas al andar
pulverizo paredes, enredo mis redes
y llamo a quien me quede - si queda algo más.