>>>>tinta<<<<

[dolosos chispasos
gigántes gaseosos
de viento y polen
no molerán el concreto
-de mi espalda-
no soltaré el altavoz
-en mi garganta-
no pararé de encerrar
el viento en frascos
para retener segundos
perversos y contrahechos;
procuraré recordar que no olvido...]
escribo sobre mi piel
las historias en la punta de mis cabellos
así se vive
de los tatuajes del alma
de los menjunjes comidos
que son mi nuevo poder
escribo sobre mi piel
porque todos los papeles se han ido
se han convertido en facturas
o razones de fuerza mayor
escribo sobre mi piel
porque la mente se satura
y perderse en un punto fijo
se hace más duro avanzado el día
escribo sobre mi piel
porque duele menos que no hacerlo
y hace más fácil mirar afuera
sin dejarme contagiar
por cetros ajenos de cartón
escribo porque mi piel busca emanciparse
de las cargas que le imputa
la pesada realidad
escribo en esos días
en que canso el avanzar

Parting Gift

Un pequeño regalo. Ojalá algún día la música que cuelgue sea la mía. Mientras tanto, la maestra.

[otros trotes]



Esta es la vez que me paro
esta es la vez en que no estoy
jamás pensé que llegaría
pero ahora que está me voy
Mis dedos ya no caben
en estos agujeros
mi piel sabe de nuevo
a crepúsculo azul
Voy tomando forma
cae holgado el peso
escucho nuevamente
mi propia voz en off


Quería contarte

de cuando
mi cuadrado perfecto
tenía un techo a dos aguas,
pero (no están) las palabras.

el tic de nuevo
el tac también
truenan en la llamada
tercera
ya va
ya empieza
en paz
apurada
que no aturde,
no duele
¡soy ahora!/finalmente
esa alma arrejuntada
trajicómica balanza
de piecitas
tintineantes
de colores
estridentes
en mi lugar/finalmente
Tres Historias del Mar es una obra de teatro en un acto escrita por Mariana de Althaus. Fue montada por primera vez en en abril del 2003. Trata sobre la reunión en una casa de playa de tres hermanas del lado materno que no se conocían ni sabían de su existencia hasta que su madre murió.
En fin. Esta línea me remeció los cimientos:

Josefina: Mira el mar, está igual de furioso que el último verano que pasé a tu lado. Era imposible bañarse con tranquilidad, uno siempre tenía que estar alerta, mirando que no te llevara muy lejos la corriente, zambulliéndote hasta la raíz de las olas para que no te chuparan y te llevaran al fondo del mar. Lo recuerdas todo perfectamente, no has olvidado casi ningún detalle. Tu amor por mi sigue igual de furioso que el mar. El tiempo no ha conseguido mitigar nada. El odio es un tinte que cambia el color de la sangre, cada vez que te hacen una herida, no hay forma de ocultarlo, el color te delata. Has querido mentirme, has querido negarme, has querido matarme. Pero soy de la raza de los inmortales, tengo el estigma de los condenados a la eternidad. Ya no puedes negar que vives conmigo, que los pasos que das son los que te enseñé a dar, que el miedo que te da el amor es el que aprendiste de mi. Ya no puedes evitar mirarme, tu piel es la mía, tu corazón está hecho de los pedazos que rompí yo.