Cuando estabas lejos
coleccionaba nombres en mi bolsillo
desgastaba suelas de zapatitos de charol
danzaba entre los caminos
donde no estabas tu

Borraba de las paredes tu nombre
y tus dibujos los desterraba de mi piel
abría puertas y ventanas
construía días de papel

Buscaba a mi propio cuerpo
que huía tras de ti
y atolondraba la vida, por que
no sangre la herida el día que te vi.

Cuándo no habías en mi mano
hacía con ella mil formas
de las que vertías en papel

Construí un fuerte impenetrable
con cajitas de cartón, y juré
que mi llovizna pararía en la mañana
el día siempre escapaba


A veces también moría,
con mis pálidos intentos
de elevar mis alas de solemnidad
intermitente
A veces también vivía,
a veces.



(Soy consiente de que no es lo mejor que le ha pasado a este blog. Pero dejemos que prime la sinceridad con todas las carencias estéticas del caso. Esto es lo que quiero postear hoy. Postearme. Quizás deba comprarme uno de esos diarios perfumados con candado de plástico y llave universal. Quizás deba. )

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